Los disruptores endocrinos… ¿Qué son y cómo nos afectan?

Alicia Abellan , Investigadora predoctoral. SALUD AMBIENTAL

Los disruptores endocrinos: ¿qué son y cómo nos afectan?

 

En nuestro cuerpo encontramos hormonas, que son moléculas encargadas de la señalización y comunicación entre células y órganos. Son esenciales para el correcto funcionamiento de numerosas funciones corporales.

Los disruptores endocrinos son químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas y, por tanto, de alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar negativamente a nuestra salud.

“Los disruptores endocrinos son químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas y, por tanto, de alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar negativamente a nuestra salud”

La lista de disruptores endocrinos es bien larga. Se han detectado más de un millar de químicos con esta capacidad disruptora.

Dentro de esta lista encontramos pesticidas, ftalatos, parabenos, bisfenoles, triclosán, benzofenonas, retardantes de llama, etc.
Estos compuestos se encuentran en muchos productos de uso cotidiano. Por ejemplo, encontramos ftalatos en juguetes, perfumes o productos de cosmética; parabenos en cosméticos o aditivos alimentarios; bisfenoles en botellas y tuppers de plástico, latas o tickets de la compra; y retardantes de llama en productos electrónicos y muebles.
Debido a su gran presencia en nuestro día a día, la exposición a disruptores endocrinos es extendida y continua.
Estudios en grandes poblaciones han llegado a detectar algunos de estos químicos en muestras biológicas de más del 95% de las y los participantes.
“Estudios en grandes poblaciones han llegado a detectar algunos de estos químicos en muestras biológicas de más del 95% de las y los participantes”

Hemos visto que, sin darnos cuenta de ello, estos químicos están presentes en nuestro día a día.

Estamos expuestos de forma continua, aunque en dosis bajas. Pueden entrar en nuestro cuerpo a través del contacto directo con la piel, a través de la dieta, o respirando.
Tienen la capacidad de cruzar la placenta y consecuentemente llegar al feto. También, se encuentran en la leche materna. Algunos disruptores endocrinos, los llamados persistentes, como ciertos pesticidas, pueden permanecer en nuestro cuerpo hasta diez años.
Otros, los no persistentes, como los parabenos o bisfenoles, permanecen de entre pocas horas hasta días dentro del cuerpo.

Los disruptores endocrinos son capaces de interferir en el correcto funcionamiento no solo del sistema endocrino sino de otros sistemas y funciones corporales esenciales.

Por lo tanto, dependiendo de su estructura, podrían tener efectos adversos, por ejemplo, en la salud respiratoria, cardiovascular, metabólica, cognitiva, reproductiva o incluso en el desarrollo, desde la etapa prenatal hasta la edad adulta.

Todavía desconocemos la totalidad de los efectos sobre la salud de la mayor parte de estos compuestos. Varios estudios en animales y en humanos los han asociado al aumento de ciertos tipos de cáncer, obesidad, infertilidad, diabetes, asma y problemas de neurodesarrollo.

Un ejemplo es el bisfenol A. En estudios en animales, la exposición a bisfenol A se ha asociado a un mayor riesgo de sufrir obesidad, diabetes, trastornos de hiperactividad y cánceres de mama y próstata.

De forma destacable, algunos de estos estudios detectaban estos efectos en dosis bajas, por debajo del umbral establecido actualmente como seguro.

“En estudios en animales, la exposición a bisfenol A se ha asociado a un mayor riesgo de sufrir obesidad, diabetes, trastornos de hiperactividad y cánceres de mama y próstata”

Dada su capacidad de cruzar la placenta y estar presentes en la leche materna, los fetos y los bebés lactantes pueden estar expuestos a los disruptores endocrinos.

Esta exposición en estos determinados momentos es de especial importancia ya que son etapas cruciales del desarrollo. En este periodo, el cuerpo es especialmente vulnerable a los efectos de exposiciones ambientales como serían los disruptores endocrinos.
Alteraciones en estas etapas pueden por tanto, perturbar el correcto desarrollo del organismo y tener efectos en la salud a largo plazo.

Una característica destacable de los disruptores endocrinos es su capacidad de no seguir los patrones habituales de dosis-respuesta. Es decir, no siempre dosis más altas pueden significar mayores efectos.

Esta característica se denomina patrón dosis-respuesta “no monotónico”.
Algunos estudios han detectado efectos más potentes en dosis bajas que, cuando aumentan, desaparecen.
Además, en nuestro día a día estamos expuestos no solo a un solo disruptor endocrino sino a un gran número de contaminantes.
Aún no hay conocimiento suficiente de cómo estas múltiples exposiciones interaccionan dentro del cuerpo y pueden conjuntamente afectar la salud.

Actualmente no existe un consenso a nivel mundial sobre la regulación de los disruptores endocrinos.

Dadas sus propiedades particulares de toxicidad y la diversidad de estas entre los diferentes químicos, es muy difícil el establecimiento de un umbral seguro de exposición.

“Actualmente no existe un consenso a nivel mundial sobre la regulación de los disruptores endocrinos. Dadas sus propiedades particulares de toxicidad y la diversidad de estas entre los diferentes químicos, es muy difícil el establecimiento de un umbral seguro de exposición”

En Europa, la regulación de estos compuestos ha estado en el punto de mira durante los últimos años. La Comisión Europea les ha reconocido como sustancias potencialmente peligrosas para la salud y ha pedido elaborar un estudio exhaustivo para mejorar las regulaciones en los próximos años y minimizar la exposición humana y ambiental a los disruptores endocrinos.

 

 

No hay que alarmarse. Nuestra salud no solo depende de la exposición a disruptores endocrinos.

Hay que mantener un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada, realizando actividad física y evitando hábitos nocivos como el tabaquismo.
“No hay que alarmarse. Nuestra salud no solo depende de la exposición a disruptores endocrinos. Hay que mantener un estilo de vida saludable”

Adicionalmente, como personas consumidoras, podemos ser conscientes de lo que compramos y utilizamos.

Podemos hacer pequeños cambios en nuestro día a día para reducir nuestra exposición a los disruptores endocrinos como:

  • Evitar calentar la comida en fiambreras de plástico, sustituyéndolos por los de vidrio o cerámica.

  • Utilizando botellas de acero inoxidable o de vidrio.

  • Evitar los cosméticos que contienen estos químicos.

  • Reducir la ingesta de comida procesada y enlatada.

  • Comprar fruta y verdura ecológica y de proximidad.

     

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